Con largo, variado concierto se celebraron los diez años del CIMI.
Si hay algo más gratificante que ser músico y
amar esa profesión es enseñarla, transmitir a otros el amor por esa tarea y
ponerlos en el camino de esa senda fascinante.
Y eso es lo que ha hecho Emilio Bueno
Salazar, director del Centro de Iniciación Musical Infantil (CIMI), institución
que está celebrando sus diez años de fundación y el resultado alcanzado en
ese lapso.
Para mostrar a la comunidad lo que ese centro
de enseñanza ha conseguido en esa década de trabajo, este domingo 4 hubo un en el teatro Peón
Contreras un colorido, polifacético concierto
en el que intervinieron varios grupos surgidos de esa tarea docente. También se
mostró el avance de quienes están estudiante en esa escuela y se dio
reconocimientos a profesores y ejecutantes.
El pastel de esa celebración fue la presencia
del arpista venezolano Angel Tolosa, a quien le bastó ofrecer dos piezas para
mostrar su talento y la maravilla acústica del arpa de ese país convulsionado
ahora por una crisis política. Esta es la doceava ocasión que ese músico
extranjero pisa México, nación que fue la primera donde hizo su primera
actuación fuera de Venezuela.
El artista estuvo acompañado de tres músicos
que lo siguieron con guitarra cuatro venezolana, contrabajo, maracas y cajón de
resonancia. Regaló al auditorio una pieza que, al igual que nuestro Huapango,
de Pablo Moncayo, es casi un himno en la tierra venezolana: “Fuga con
pajarillo”, un joropo que esta vez estuvo arropado además por la Orquesta
Sinfónica Juvenil de Yucatán.
En ese espectáculo del domingo hubo de todo,
el programa fue ecléctico, como un rico bufé con algo para todos los gustos.
Además de los ritmos sudamericanos se escuchó, por ejemplo, la Pequeña
Serenata Nocturna de Mozart, la Rapsodia Bohemia del grupo roquero Quens,
compuesta por Freddie Mercury, una ejecución de guitarra clásica, y piezas de
jazz compuestas por un naciente grupo juvenil de ese género.
A la informalidad de esa celebración entre
amigos contribuyó la simpatía y espontaneidad de los integrantes del Coro
Infantil del CIMI, quienes subieron al escenario para ofrecer tres melodías y
hacer reír al público con las ocurrencias de los chiquitines.
En esos niños se acunan futuros músicos y
creadores. Parte de los que ahora pisan los escenarios para exhibir su talento comenzaron su camino en
ese coro.
Emilio Bueno, quien también es jefe del
Departamento de Orquesta Juveniles de Yucatán, condujo esa velada y participó
con el piano en parte de las presentaciones. Otro profesor presente en esas
actuaciones es Jaime Lara, quien dirigió a la orquesta juvenil.
El concierto fue una prolongada festividad
musical, duró más de dos horas. Sin embargo se necesitaría más tiempo para
mostrar lo conseguido hasta ahora por esa escuela de iniciación musical, la
cual abrió sus puertas con 63 alumnos en todas sus ramas y ahora son 240.
(Mérida Cultura).
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