jueves, 29 de enero de 2015

Unidas por el blues



 

 

Tres estilos en uno de los espectáculos de cierre del Mérida Fest 2015.


María Teresa Gómez, Gina Osorno y Malena Durán son tres cantantes que comparten amistad, escenarios y amor por el blues. Sus diferencias están en el estilo, trayectoria y vida personal.
Gina Osorno

María Teresa es empresaria del medio artístico, tiene una voz con la que juega para para generar disfrute y hace tiempo que obtuvo la estampilla que toda cantante busca y que no es fácil conseguir: un estilo propio, inconfundible y diferenciador. Además ya compone canciones.

Malena Durán creció en el estado de México, hace seis años llegó a Yucatán y está dedicada por completo al escenario. Su género es la canción mexicana contemporánea, quiere escribir para tener letras propias en su repertorio.

Gina Osorno es una diseñadora gráfica que combina ese trabajo por el gusto de cantar. Es la más joven del trío y fértil compositora, ya tiene unas 20 canciones en el morral. El jazz, blues, soul y el punk son sus géneros favoritos. Con ellos se identifica en sus distintas presentaciones.

Malena Durán
Ayer miércoles por la noche el público pudo confrontarlas, apreciar sus diferencias, observar lo que las une.
Esto ocurrió en uno de los dos conciertos con que la Dirección de Cultura del Ayuntamiento cerró el Mérida Fest 2015. 

Con un espectáculo denominado Ladies Blues, estas tres mujeres se presentaron en el parque de Santa Lucía para despedir al festival acompañadas de cinco músicos y un repertorio de melancólico blues, tal como se anunció.

Comenzaron y terminaron su presentación cantando juntas. Pero durante el desarrollo del concierto cada una tomó la escena para desglosar el catálogo individual que preparó para esa noche.

María Teresa Gómez incluyó en su repertorio una canción suya denominada “Evítame la pena”. Otra canción con la que estampó su firma es “El Cartero”, de Guillermo Briceño.      
A su vez, Malena Durán optó, entre otras, por las piezas “Enteramente para mí” y “Aquí me quedo”.

Maria Teresa Gómez
Gina ofreció un arreglo en blues de la canción “Apelo”, del compositor Felipe de la Cruz, un genuino compositor de trova yucateca. Además interpretó “Quiero resucitarme” y “Libro abierto”, ambas escritas por ella.

No es la primera vez que estas artistas aparecen juntas. Lo han hecho cuando son invitadas a conciertos y presentaciones que cada una de ellas realiza en forma individual. 

En su concierto de ayer en Santa Lucía estuvieron acompañadas por los músicos Arturo Guzmán (batería y director del grupo), Hugo Aguilar (bajo), Sergio Aguilar (guitarra), David Sánchez (teclado) y Edgar Ibarra (armónica).

El de anoche fue un concierto en el que las vimos de nuevo compartir amistad, entusiasmo por cantar y la inclinación hacia un género musical que justifica muy bien que se les llame “las damas del blues” (Mérida Cultura).

miércoles, 21 de enero de 2015

Trova tradicional en seis expresivas voces



 
María Rosa Becil en escena

 

 

El cantante Eduardo Vázquez encabezó un concierto que llenó el Olimpo.



Quienes gustan de la trova tradicional yucateca seguramente disfrutaron el repertorio de canciones que ofreció la noche del martes pasado el cantante Eduardo Vázquez en un concierto realizado en el Centro Cultural Olimpo, en el marco del Mérida Fest 2015.

Lalo Vázquez
El programa de ese espectáculo estuvo centrado en aquellas melodías que se cantan ante balcones en noches de serenata o bien en reuniones bohemias de amigos. Son canciones donde Yucatán queda plasmado en versos vernáculos y acordes de guitarra trovera.

En esa presentación “Lalo” Vázquez estuvo acompañado de la profesora de canto Mónica Medina y cuatro alumnas de esta: Ana Laura Jorge, Mariana Correa, Beatriz Castro y María Rosa Becil. 

Este grupo de seis cantantes ya había pisado el escenario anteriormente, en una presentación en beneficio de una agrupación protectora de animales realizada también en el Olimpo.

Las voces fueron guiadas por el piano de Juan Valdez y la batería de Rubén López. Este recurso de usar sólo esos instrumentos y prescindir de las obligadas guitarras, las claves y los bongós dieron otra dimensión lírica a las interpretaciones.
Mariana Correa

Con el título de “Yucatán…mis versiones” ese concierto incluyó canciones de Ricardo Palmerín, Pastor Cervera, Enrique “Coki” Navarro y Luis Espinosa Alcalá así como Sergio Esquivel, Angélica Balado, Armando Manzanero y el padre de este, Santiago Manzanero, y otros compositores más de esta tierra, tanto clásicos como contemporáneos.
Al presentar tal repertorio era de esperarse que hubiera variedad de ritmos.

La única pieza no yucateca que figuró en el programa fue “En el tronco de un árbol”, también conocida como “Y tú qué has hecho”, del cubano Eusebio Delfin. Se explicó que esa canción fue incluida en la lista porque su corte musical es muy parecido al que se sigue en la trova tradicional yucateca, además de que en esta tierra es muy conocida y cantada.

Ana Laura Jorge
Hay que elogiar el entusiasmo por el canto que mostraron las cuatro alumnas de Mónica Medina pero es obligado señalar también que hay diferencias entre cantar en reuniones familiares y de amigos que plantarse ante un escenario donde no hay distractores, todos están atentos a los artistas y lo que ocurre en la escena. 
En este caso un titubeo, una frase desafinada o el olvido de una parte de la letra es percibida inmediatamente.

El público se percata de esas fallas, en particular quienes conocen bien el repertorio que se presenta o tienen conocimientos de música. 

Beatrriz Castro
Hay melodías con ciertos pasajes que se prestan bien a lucir aspectos particulares de la voz de quien las interpreta, pero al mismo tiempo contienen secciones que agrandan las deficiencias del ejecutante si este no las domina.

Para pisar el escenario hay que controlar la afinación y otros retos interpretativos. Esto requiere ser dueño de cierto talento, estudiar mucho y ensayar hasta el cansancio. 

Cuando se reúnen esos requisitos entonces el artista hipnotiza al oyente, como ocurrió con Mónica Medina al cantar Peregrina, una pieza que no es sencilla y que ha sido  interpretada por sinnúmero de cantantes, de modo que resulta aportar algo nuevo. Sin embargo, ella lo consiguió. 
Mónica Medina
Esta artista rompió además la rigidez del concierto con sus comentarios y bromas, le dio un carácter más cercano al público.

Como se esperaba, Eduardo Vázquez se lució gracias a sus cualidades vocales y experiencia en los escenarios. Hizo duetos con Mónica Medina –también bailó con ella- y con Ana Laura Jorge.

Esta presentación de los seis cantantes –las mujeres vestidas con el traje regional yucateco- atrajo mucho público al Centro Cutural Olimpo, todas las sillas se llenaron. La gente aplaudió y, en general, salió satisfecha del espectáculo que rebosó por su expresividad y el refrendo por el aprecio del patrimonio musical local.- (Mérida Cultura)

domingo, 18 de enero de 2015

Involuntario boicot a Camané



 

 

El artista portugués se presentó en medio de fallas de organización del evento.


Un descompuesto espectáculo resultó la primera de las dos presentaciones que el cantante portugués Camané hizo en esta capital el sábado pasado como parte del Mérida Fest 2015.

El desangelado concierto no fue responsabilidad del artista, quien, como acostumbra en sus actuaciones, se esforzó junto con sus tres músicos que lo acompañaron por transmitir los hondos sentimientos que caracterizan al género fado. Además ofreció un amplio repertorio de canciones que interpretó sin pausa una por una.


Los problemas con esa presentación se debieron a fallas de los organizadores, las cuales ahuyentaron a gran parte del público e impidieron que quienes permanecieron ahí lo disfrutaran más. 

Esa actividad se realizó en la Plaza Grande, en una tarima ubicada frente a la Catedral, estaba programada para las 21:30 horas. En la Plaza Grande hubo esa misma noche tres espectáculos más, uno de ellos fue de danza flamenca, se ofreció después de que Camené dejó el escenario. 

A pesar de que la presentación del cantante extranjero estuvo considerada como una de los principales actividades del Mérida Fest 2015, los organizadores del concierto indirectamente dieron a entender que no esperaban mucho éxito al respecto, la respuesta de la gente sería escasa ante la calidad del visitante. O quizá consideraron que la difusión del evento fue insuficiente y por ello no habría mucho público. Entonces sólo instalaron unas 200 sillas frente a la tarima.

Cualquier artista que venga de tan lejos se sentiría afligido si viera tan pobre expectativa de público. El colmo fue que parte de los que ocuparon esos pocos asientos acudieron atraídos por el grupo de flamenco anunciado en ese mismo sitio, no por la presentación de Camané.
Los meridanos y turistas que no alcanzaron silla ocuparon el pretil de la Plaza Grande o permanecieron de pie esperando el comienzo de la presentación.

Otro momento incómodo para el portugués fue cuando sus músicos subieron a realizar pruebas con el equipo de sonido, el cual tuvo fallas. En cantante también subió para hacer lo mismo. Se le vio enojado porque no se corregían las anomalías a pesar de sus peticiones insistentes para que los encargados de micrófonos y bocinas hicieran algo al respecto. 

Entonces se dio vuelta y abandonó la tarima, seguido de sus músicos que se llevaron incluso los estuches de sus instrumentos. Todo esto se vio en las dos pantallas instaladas a los costados del escenario para transmitir imágenes del espectáculo.


Un locutor subió a escena para indicar al público que se arreglarían las fallas y anunció la primera llamada para el comienzo de la presentación. Mientras esta iniciaba llegó una ola de personas, entre ellos turistas, provenientes de la función sabatina que se realiza frente a la Casa de Montejo. Parte de ese público ocupó gradas metálicas instaladas, contra toda lógica, ¡detrás del escenario! El resto permaneció de pie, tapando a quienes ocupaban el pretil.

Informado del problema, el director de Cultura, Irving Berlín, ordenó enviar más sillas. Pero la instrucción se cumplió a medias. Del lado sur del escenario llegaron unos 100 asientos más, insuficientes para la demanda. La gente las arrebató. Del lado norte no hubo sillas extra, muchos seguían de pie, entre ellos un grupo que llevó una bandera portuguesa y que agitó durante la gala ofrecida por Camané.

Para colmo, parte de las sillas están viejas o rotas. Una dama se fue al piso al sentarse en una de ellas.

Muchos de los que permanecían parados son gente mayor que se retiró. Otros más fueron abandonando la función durante el espectáculo. Para mayor desolación de los artistas, parte de estos son los que se arrebataron las sillas, las dejaron vacías. También se vaciaron las gradas.

Quizá una razón de lo anterior es que el maestro de ceremonias del evento no presentó adecuadamente a Camané. Hubiera sido atinado dar al público datos personales y de la trayectoria del invitado, y exponer aspectos del género fado. 
Tampoco hubo explicaciones introductorias a cada pieza interpretada para disfrutarlas plenamente, pues son cantadas en portugués. Deseable hubiera sido además presentar a los músicos que acompañaron al cantante con viola, guitarra y contrabajo.

Camané cumplió con su repertorio de bellas canciones portuguesas, románticas unas, melancólicas la mayoría. No fue necesario entender la letra de cada una de ellas, la voz transmitió el desgarramiento, la nostalgia y angustia que les dieron origen. Los aplausos del público lograron que la función incluyera un número extra. (Mérida Cultura).

domingo, 11 de enero de 2015

Una ópera infantil llena céntrico teatro



 

 

Excepcional acogida a “Chip y su perro”, una tierna y divertida historia.



Una de las sorpresas agradables del Mérida Fest 2015 es constatar que en el medio artístico local el talento emerge con tan sólo un poco de apoyo oficial. Esto indica que, por fortuna, en la capital yucateca abundan los creadores capaces de ofrecer proyectos de calidad. 

Esos artistas sólo requieren que una mínima parte de los impuestos que aportamos todos los ciudadanos llegue a sus manos para obsequiar, en reciprocidad, trabajos que vayan más allá de la improvisación y los montajes mediocres.

Un ejemplo de esto se vio este domingo 11 con la puesta en escena de “Chip y su perro”, una producción que no es sencilla porque es una labor operística con muchos cantantes, actores y músicos, y además un vestuario adecuado al tipo que reclama esa popular obra creada por el ítalo-estadounidense Gian Carlos Menotti y dirigida al público infantil.

El triunfo de ese proyecto, a cargo de Víctor González Pérez, sería mayor si el apoyo que merece se hubiera extendido para contar con una escenografía que redondeara ese esfuerzo de este joven contratenor quien además es productor y director musical muy inclinado al trabajo con coros. 

El equipo que él reunió para esta ópera infantil, en dos actos, fue conducido en la escena por Víctor Cortés Belmont.

Otro aspecto que esa presentación sacó a la luz es la confirmación de que en Mérida hay aprecio hacia la ópera. También mostró que hay padres de familia deseosos de retirar a sus hijos de la televisión, la Tablet y el teléfono celular y llevarlos al teatro para formales el gusto por las bellas artes.

El Centro Cultural Olimpo, donde se ofreció ese montaje, estuvo lleno. Al final de la presentación el público premió a los artistas con un aplauso que se prolongó hasta dejar constancia de que esta versión de “Chip y su perro” logró su propósito cualitativo y que tuvo una acogida excepcional en su estreno.

Esta adaptación de esa ópera contemporánea tiene tres elementos que la diferencian de los montajes con que generalmente llega al público: No se usaron niños cantores, como es el propósito de esa obra; su duración se redujo para hacerla más ligera al público infantil, y se tradujo al castellano la versión italiana. Esto último fue un gran acierto.

Las voces que se escucharon esta vez muestran que el elenco y los músicos compañantes se esforzaron en los ensayos. Se nota el ahínco en el diseño del vestuario. En la producción y dirección escénica hubo sudor y empeño.  

Ya informamos que en este proyecto participaron 20 personas entre cantantes, músicos y actores. La obra habla de amistad, el esfuerzo por alcanzar los sueños, la humildad y el amor a los animales.

Esta escenificación habla de las desventuras de Chip, un pobre fabricante de laudes (instrumento musical de cuerdas) que vive en el reino de un malvado monarca y que  por falta de trabajo está a punto de morir de hambre. Pero es dueño de un perro muy inteligente llamado Rómulo. 

Los mensajeros del rey acuden a cobrarle a Chip los impuestos que debe. Para saldar la deuda, el laudero entrega a su perro y este es llevado al palacio por órdenes de la aburrida princesa Sareli que desea ser divertida por el sobresaliente can. Pero este no reacciona ante ella,  sólo obedece a su atribulado amo.

Vale la pena repetir los datos que ya dimos sobre el equipo que participa en este trabajo:

Víctor Gonzálea (en el papel de Chip), Héctor Antonio Baeza Betancourt (el perro) la soprano Cristina Woodward Campos (princesa), el tenor Luis Uh Dorantes (mensajero), Andrea González (la única niña en el repertorio, interpreta a un arlequín) y el contratenor Richard Jasef Medina (paje).

Los integrantes del coro son:

Sopranos.- Ana Mercedes Cauich Matu,  Alma Alejandrina Euán Pérez, Dioselina López Ancona y Andrea González Omundsen.

Contraltos.- Raquel Arely Fernández Medina, Azalia Jehieli Fernández Medina y Ligia Maria del carmen Bazán Suaste.

Tenores.- David Humberto Ortiz Romero, Alvaro Javier Escalante Álvarez y  Juan Pablo Pinzón Esquivel.

Barítonos.- Armando Alejandro Lopez Uc, Alberto José Ramírez Fuente y Rigel Ivan Alcocer Amaro. 

El acompañamiento musical estuvo a cargo de Ariadna Barrios de Pasos (piano), Rubén Pasos Escoffié (violín) y Miguel Cedillo Viveros (violonchello).

El asistente de producción es Juan Carlos Durán, el diseño maquillaje y estilismo estuvo a cargo de Nallely Gamino Chaparro, y el diseño de vestuario, de  Vilma Arceo Espadas.

La segunda y última función de esa obra será el próximo domingo 18 de este mes a la 1 de la tarde en el Centro Cultural Olimpo. Es parte del Mérida Fest 2015 y la entrada es gratuita. (Mérida Cultura)