Decae
la costumbre de llevar serenata, los tríos pasan por problemas.
El
oficio de trovador yucateco se mantiene como una costumbre típica local pero
está amenazado por circunstancias que
afectan a los músicos que forman los
tríos a cargo de las serenatas y otras actuaciones en las que ellos son
solicitados.
Un
sondeo realizado al respecto corroboró
el problema. Se halló que no crece la
demanda de ese servicio y la mayoría de
los que se dedican a él son gente de la
tercera edad o cercana a ella, los hay que tienen 90 años.
Además carecen de seguridad social y realizan otras
tareas para completar sus ingresos, los cuales van de $600 a $1,000 semanales.
El
regidor Felipe Duarte Ramírez, quien investiga sobre el panorama laboral de
esas personas, dijo hay trovadores que además de ese oficio son profesores,
contadores públicos, artesanos, abogados, mecánicos y armadores de ropa.
Hay
otros más que son dueños de algún pequeño negocio, dan clases de guitarra en
sus casas o son parte de alguna orquesta.
Todos
los trovadores están afiliados a tres sindicatos de ramo ubicados en Mérida y
uno más en Progreso.
Los
gremios de esta capital llevan los nombres de Armando Manzanero (son unos 35
socios), Pepe Domínguez (32) y Guty Cárdenas (31). En total, se calcula que
sólo quedan 150 personas en esa actividad.
El
sondeo mostró que el 50% de los trovadores tiene de 70 a 90 años de edad, y
otro 40% está en el rango de 40 a 60 años.
Seis
de cada diez dijo que realiza otra actividad además de tocar y cantar en un
trío. El resto sólo se dedica a la trova.
Esas
personas no tienen ingresos económicos fijos, varía cada semana de acuerdo con
la demanda de serenatas y otras actuaciones en cumpleaños, aniversarios y otras
fiestas familiares. La mitad de ellos dijo que obtienen de $600 a $1,000
semanales, otro 25% alcanza de $1,100 a $1,500, y 22.5% logran $500 o menos.
Sólo uno de los entrevistados dijo que gana de $1,600 a $2,000 a la semana.
Parte de los
tríos no limita su trabajo a los contratos que pueden obtener en Plaza
Grande, donde se congregan cada noche, sin importar que haya frió, calor o
lluvia. Cuatro de cada diez trabaja en eventos privados o bien en cantinas,
bares y restaurantes.
El
57% de esos artistas carece de seguridad social, y muchos de los que gozan de
esa protección la obtuvieron porque sus hijos u otros familiares los
inscribieron al IMSS.
El
tiempo que ellos llevan en el oficio es
variable. La cuarta parte de los encuestados dijo que lleva de 41 a 50 años dedicados
a la trova.
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