Ziryab
Caló, una fiesta de sonido áraba y español.
La noche del sábado las arenas musicales del Sahara cruzaron el territorio moruno de España,
atravesaron el Atlántico y se asentaron en Mérida, en un espectáculo
flamenco y árabe ofrecido por cinco músicos y una experimentada ejecutante de
la danza del vientre, todos ellos integrantes del grupo Siryab Caló.
Con
sus instrumentos y voces esos artistas excavaron en los antecedentes de la
cultura ibérica y expusieron un sincretismo musical en el que se besan ritmos
gitanos y melodías de la cultura musulmana, dos elementos presentes en la
sangre hispana y que los conquistadores trajeron hasta América, donde hoy día
puede verse ambos en expresiones culturales diversas.
Quizá
por esta razón el numeroso público que asistió a ese espectáculo –hubo quienes
no alcanzaron lugar- acogió con entusiasmo a Siryab Caló, al cual terminó aplaudido
de pie tras una función de hora y media en el teatro Felipe Carrillo Puerto.
Ese
conjunto artístico está formado por dos veteranos músicos de ascendencia
morisca y tres entusiastas y jóvenes intérpretes hispánicos.
Los dos primeros
se presentaron ataviados con uno de los atuendos típicos del Magreb y les
correspondió ejecutar sendos instrumentos típicos de esa región.
Abdesselam
Naití, el de más edad del grupo, sorprendió con su ágil dominio del kanun (árpa
árabe), y a su vez Suhail Serghini Ouariachi, director del grupo, se encargó
del laud y de interpretar varias melodías, parte de ellas compuestas por él
mismo.
Por
su parte, los tres jóvenes gitanos se presentaron con vestimenta moderna e
informal.
Ziryab Caló es un conjunto internacional, se ha
presentado en naciones de la región árabe así como de Europa, Asia y América.
(Publicado en Diario de Yucatán).
Uno de ellos es el cantaoor Sergio Gómez Delegado, otro más es Rubén
Campos, un experto ejecutante de la guitarra flamenca, y el último es
José Julián Heredia Martínez, a cargo del bajo eléctrico, el cual en este caso
no se limitó a su función de aportar el sonido grave a las melodías sino que
fue un protagonista más en esa fiesta del sonido.
Ziryab
Caló toma su nombre de un laudero islámico (Zaryib) de principios del siglo
XVIII que dejó el desierto africano para realizar un largo recorrido hasta la
península ibérica, durante el cual bebió de otras corrientes musicales y a su
vez transmitió su herencia árabe.
La palabra caló alude a la forma de hablar de
las primeras corrientes de gitanos que se asentaron en España.
El director de
ese grupo musical explicó que el espectáculo que ofrecen no es una fusión de
dos corrientes culturales de la música sino más bien una “infusión musical”,
como el té servido en una carpa del desierto o un generoso vino español
escanciado en La Alhambra.
Los
dos músicos árabes abrieron la presentación con una melodía de corte sarraceno,
después se les unieron sus compañeros andaluces quienes a su vez también
tuvieron el turno de actuar solos en una bulería.
Posteriormente se les unió
María Asunción Jimenez Medina, bailarina de danza orientales, la cual
hizo tres apariciones, cada una con vestuario diferente.
Esa
velada concluyó con un improvisado baile, con crótalos y gorro árabes, por parte del director del grupo, al ritmo de una pieza mexicana que el público
cantó.
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