domingo, 20 de septiembre de 2015

Bailes que no mueren




Nuevo recorrido por ritmos que marcaron  épocas.



Los integrantes del Ballet Clásico de Yucatán cambiaron  los leotardos, las mallas, el tutú y las zapatillas de punta por atuendos informales para presentar un espectáculo de danza con piezas musicales que marcaron épocas en México desde los años 30 hasta los 70.

El formato de este esta presentación ha sido recurrente en grupos de baile. La fortaleza de este radica en que facilita organizar un atractivo programa con base en  varios ritmos (swing, mambo, danzón, rock and roll…). La parte  débil es  que resulta difícil armar una versión  novedosa.

En esta ocasión  esa compañía de baile lanzó al escenario a 12 jóvenes y dos actores (una mujer y un niño) para recrear escenas meridanas de las décadas ya citadas y desarrollar en ellas los números de baile. 

En apoyo a la ambientación para generar la atmósfera de cada período y ritmo musical dominante se recurrió a proyecciones en blanco y negro que antecedieron  a cada número.
En  esas imágenes se mostró el comienzo de la época de oro de la radio mexicana, las marcas comerciales de moda en ese  entonces, los artistas  dominantes en el cine y la televisión, los concursos de belleza, etc. 

El mal sonido que abundó en esas  proyecciones restó calidad a este recurso. Entre el público que asistió a ese espectáculo hubo locutores y otros trabajadores de la radio y la televisión que inmediatamente  dieron cuenta de esa falla y comentaron lo  fácil que es evitarla.

La presentación fue breve, al grado que los asistentes a ella supieron que esta había terminado cuando se encendieron las luces del teatro y se anunció el fin de la función.

Esta puesta en escena llevó el nombre de  “Confidentes. Historias que nunca mueren”. En la coreografía se recurrió poco a los pasos del ballet clásico. El vestuario fue escaso,  insuficiente para marcar las épocas que fueron representadas.

El cuerpo de baile lució fresco, coordinado, se permitió el lucimiento de parejas, aunque esta exhibieron hubiera brillado más si se hubiera pulido más varuis elementos técnicos. 
Algunos de los jóvenes bailarines lucieron  rígidos en la interpretación de ritmos que sus padres o abuelos gozaron en los salones  de baile. Es comprensible. Son  bailes que resultan extraños y  ajenos para la generación actual.


El espectáculo, dirigido por la maestra Alma Rosa Cota Gamez, fue bien recibido por  el público, hubo buena asistencia en el teatro “Armando Manzanero” donde fue presentado este domingo 20 a partir de las ocho de la noche. (Mérida  Cultura).

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