jueves, 31 de julio de 2014

La niña nació un día que estaba borracho Dios.



 

Mañana se estrena la ópera-tango María de Buenos Aires.


Dos géneros irresistibles y grandes –la ópera y el tango- iluminarán estos días el Centro Cultural Olimpo en un esforzado proyecto que combina teatro, música,  danza y efectos lumínicos. Se trata de la puesta en escena de María de Buenos Aires, una producción estrenada hace casi 50 años en Argentina y que sigue entusiasmando por su belleza lírica debido a que es una obra de emociones y sensaciones.


Esa operita-tango, que se estrenará mañana sábado en el Centro Cultural Olimpo, es fruto del esfuerzo que pusieron la directora escénica María Eugenia Guerrero Rada, profesora venezolana de ópera radicada en Mérida; un conjunto de diez músicos –entre ellos un bandoneonista traído de Miami- dirigidos por el maestro Russell Montañez y  un grupo de cantantes, actores y bailarines. La coreografía es de David Lizarraga y los efectos multimedia de Buru Torres.


Es una producción atractiva, con una música hermosa. Pero podría resultar cansada para el espectador si este no conoce el argumento ni toma en cuenta el elemento surrealista de esa obra. El texto de las nueve canciones que la componen tienen un gran estilo literario pero también es  algo complejo. Y el uso de modismo argentinos aumenta la dificultad para entender el mensaje y desentrañar la historia que se relata. Ejemplo de lo anterior es la siguiente estrofa:

“Fue el verso de antojo broncao en la
puerta del primer fracaso y la rosa tuerta de un payaso cojo.
Diosa y atorranta, del cielo y del hampa fue trampa lo mismo. Y
atados de un pelo por el alba van, su parte de abismo,
su parte de pan”.

En el ensayo general, realizada ayer jueves por la noche, el equipo de sonido no permitió entender en su totalidad  las narraciones ni las letras de las canciones, lo cual será otro factor en contra si no se soluciona antes del estreno.


Dejando de lado lo anterior, el espectáculo María de Buenos Aires es merecedor de aplausos. La sinopsis proporcionada por la Dirección de Cultura, la cual hizo posible ese proyecto, indica que María nació en un arrabal de un puerto argentino, se muda a la capital donde se convierte en prostituta. Tiene una oscura muerte y su sombra es condenada a deambular por Buenos Aires. A modo de resurrección da a luz una niña que resulta ser ella misma.

“La pequeña nació un día
que estaba borracho Dios:
por eso, en su voz, dolían
tres clavos zurdos... Nacía
con un insulto en la voz!”

La obra está dividida en dos partes, con ocho piezas musicales cada una de ellas que exponen la historia y su desenlace. Hay una pieza extra que cierra la presentación y se denomina “Yo soy María”. La música es de Astor Piazzolla y el libreto de Horacio Ferrer.

Integran el elenco Cynthia Brenda Sicaro (María), David Sandoval Ibarra (voz del payador y otros papeles más) y Pablo Herrero (duende). 
El bandoneón está a cargo de David Alsina, argentino radicado en Florida, quien anteriormente participó en una puesta en escena de esta obra en Estados Unidos.

La pareja de  bailarines de tango la forman María Ximena Colombo y Juan Manuel Coral, y en el coro intervienen Vania Pallares Gil, Eunice Pérez Coello, Marco Rivero Hernández y Víctor Balcázar Covarrubias. 

El cuerpo de baile está integrado por Mariana López, Greisy Madera, Dianela Martín, Omar Flores, Jorge Sánchez y David Lizarraga.

En una de las canciones María dice de sí misma que “Soy la más bruja cantando y amando”. En otra pieza musical más ella recibe una maldición: “María de Agorería, tendrás dos tangos por cruz” (Mérida Cultura).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario