Este proyecto cultural con Cuba muestra el avance de ese arte en Yucatán.
Después de tantos años de trabajo por parte
de los amantes del ballet para impulsar esa disciplina en Yucatán y crear una
escuela propia es de esperarse que ese árbol ya rinda frutos. Y eso está
ocurriendo con la Compañía de Danza Clásica de Yucatán, que ya ofrece cosechas
como la que vimos ayer sábado 29 en la en nueva presentación de ese elenco que
estuvo reforzado con bailarines cubanos.
Con un programa denominado “Danza América I”,
trece bailarines ofrecieron seis números que permiten afirmar que ahora lo que
sigue en materia de danza clásica es aumentar la fronda y esparcir la semilla
para tener el ansiado huerto.
El programa de ese espectáculo, realizado en
la noche en el teatro José Peón Contreras, fue elaborado con base en conocidas
coreografías que si bien contribuyen al éxito del montaje también lo exponen
fallas fáciles de notar.
Se incluyeron dos famosos pax de deux que
ya han sido bailados en ese escenario: Don Quijote y El Corsario. El primero de
ellos a cargo de la pareja formada por Tatiana Arcila y Mayvel Miranda, y el
segundo por Montserrat Castellanos y Lester Díaz.
También se incorporó La Muerte del Cisne –este
paradigma del ballet es recurrente en el Peón Contreras- interpretada por la
solita Martha Acebo Calaña.
Además hubo tres composiciones de confección
propia. Dos de ellas (West Side Story y
Apologize) las realizó el bailarín y coreógrafo Adrian Leyva, y otra más
(Bolero de Ravel) fue confeccionada por Erika Torres para cerrar esa presentación.
En esos cuadros el público –integrado en buena
por parte estudiantes de ballet- estuvo atento a las manifestaciones de dominio
técnico y expresión lírica de las ejecuciones. Se esperaba que los bailarines
cumplieran los protocolos dancísticos como la fuerza, la elegancia y la
estética, y que tuvieran balance y gracia. Se les pedía no fallar en las elevaciones
que deben lucir refinadas, ni en los movimientos complejos con apariencia de
delicados.
Los aplausos durante las interpretaciones permiten
considerar que se conquistaron las metas propuestas. Los "fouettés" y los "tour a
la second" por parte de las y los solitas son los que más palmas generaron.
Por parte de los varones esa demostración técnica
provino de dos cubanos. Uno de ellos es Mayvel Miranda (Don Quijote), quien está establecido aquí temporalmente como integrante de la Compañía de Danza
Clásica de Yucatán, con la cual ha realizado varios proyectos, entre ellos el
montaje de Drácula, en cuya coreografía participó. El otro antillano es Lester Díaz (El
Corsario), profesor-bailarín 25 años de edad, proveniente de la escuela
ProDanza y quien se inició en esta actividad desde los siete años de edad.
Entre las bailarinas el lucimiento tocó esta
vez a Tatiana Arcila Sosa (Don Quijote), hija del expresidente del Colegio de
Ingenieros Civiles, y quien ya ha hecho pareja con Mayvel Mirada en El Cascanueces.
Lo mismo ocurrió con Montserrat Castellanos (El Corsario), profesora y
directora del estudio Danceurs y quien goza de popularidad local, y Lisset
Ruiz, quien fue la figura central en el Bolero de Ravel, con una actuación de sensualidad
y técnica. Las tres tienen ya una posición importante en la danza gracias a su
talento.
Tatiana Arcila y Lisset Ruiz también
participaron en la estampa West Side Story, junto con Mónica Arceo y Pulina
Gordillo. Estas dos últimas, junto con Laura
Manzanilla, interpretaron también Apologize.
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