domingo, 30 de marzo de 2014

Gala de ballet.



Este proyecto cultural con Cuba muestra el avance de ese arte en Yucatán.

  

Después de tantos años de trabajo por parte de los amantes del ballet para impulsar esa disciplina en Yucatán y crear una escuela propia es de esperarse que ese árbol ya rinda frutos. Y eso está ocurriendo con la Compañía de Danza Clásica de Yucatán, que ya ofrece cosechas como la que vimos ayer sábado 29 en la en nueva presentación de ese elenco que estuvo reforzado con bailarines cubanos.



Con un programa denominado “Danza América I”, trece bailarines ofrecieron seis números que permiten afirmar que ahora lo que sigue en materia de danza clásica es aumentar la fronda y esparcir la semilla para tener el ansiado huerto.


El programa de ese espectáculo, realizado en la noche en el teatro José Peón Contreras, fue elaborado con base en conocidas coreografías que si bien contribuyen al éxito del montaje también lo exponen fallas fáciles de notar. 



Se incluyeron dos famosos pax de deux que ya han sido bailados en ese escenario: Don Quijote y El Corsario. El primero de ellos a cargo de la pareja formada por Tatiana Arcila y Mayvel Miranda, y el segundo por Montserrat Castellanos y Lester Díaz.


También se incorporó La Muerte del Cisne –este paradigma del ballet es recurrente en el Peón Contreras- interpretada por la solita Martha Acebo Calaña. 



Además hubo tres composiciones de confección propia. Dos de ellas (West Side Story  y Apologize) las realizó el bailarín y coreógrafo Adrian Leyva, y otra más (Bolero de Ravel) fue confeccionada por Erika Torres para cerrar esa presentación.


En esos cuadros el público –integrado en buena por parte estudiantes de ballet- estuvo atento a las manifestaciones de dominio técnico y expresión lírica de las ejecuciones. Se esperaba que los bailarines cumplieran los protocolos dancísticos como la fuerza, la elegancia y la estética, y que tuvieran balance y gracia. Se les pedía no fallar en las elevaciones que deben lucir refinadas, ni en los movimientos complejos con apariencia de delicados.


Los aplausos durante las interpretaciones permiten considerar que se conquistaron las metas propuestas. Los "fouettés" y los "tour a la second" por parte de las y los solitas son  los que más palmas generaron. 


Por parte de los varones esa demostración técnica provino de dos cubanos. Uno de ellos es Mayvel Miranda (Don Quijote), quien está establecido aquí temporalmente como integrante de la Compañía de Danza Clásica de Yucatán, con la cual ha realizado varios proyectos, entre ellos el montaje de Drácula, en cuya coreografía participó. El otro antillano es Lester Díaz (El Corsario), profesor-bailarín 25 años de edad, proveniente de la escuela ProDanza y quien se inició en esta actividad desde los siete años de edad.  



Entre las bailarinas el lucimiento tocó esta vez a Tatiana Arcila Sosa (Don Quijote), hija del expresidente del Colegio de Ingenieros Civiles, y quien ya ha hecho pareja con Mayvel Mirada en El Cascanueces. Lo mismo ocurrió con  Montserrat Castellanos (El Corsario), profesora y directora del estudio Danceurs y quien goza de popularidad local, y Lisset Ruiz, quien fue la figura central en el Bolero de Ravel, con una actuación de sensualidad y técnica. Las tres tienen ya una posición importante en la danza gracias a su talento.


Tatiana Arcila y Lisset Ruiz también participaron en la estampa West Side Story, junto con Mónica Arceo y Pulina Gordillo. Estas dos últimas, junto con Laura Manzanilla, interpretaron también Apologize.

En el número final del espectáculo –El Bolero de Ravel- los seis acompañantes de Lisset Ruiz fueron Emmanuel Gutiérrez, Miguel Hevia, Omar Flores y los ya mencionados Adrián Leyva, Mayvel Miranda y Lester Díaz.- (Mérida Cultura).

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