Desafió el invierno y la rigidez rusa para lograr su meta.
En 2010 una joven yucateca dejó la candente laja tropical de
Yucatán y se instaló en los largos
inviernos de San Petersburgo, la antigua capital del imperio soviético
que sólo goza de sol durante dos meses al año.
A ella no le importaba que afuera de los edificios la nieve
cubriera todo. Permanecía casi todo el tiempo encerrada, aprendiendo
febrilmente la lengua rusa, la escritura cirílica y canto. Tenía doce meses de
plazo para avanzar en esos conocimientos, de lo contrario regresaría a su
tierra.
Han pasado seis años desde entonces. Esa cantante es la
soprano Arlette Sierra, la cual acaba de graduarse en el conservatorio de San
Petersburgo, una vieja, prestigiosa institución que cada año atrae a 1,400
estudiantes de todo el mundo que aprueban el rigurosa examen de admisión de esa
universidad.
Ese conservatorio es tan grande y tiene tal actividad que en sus seis salas de
presentaciones hay funciones diarias.
De esa imponente ciudad, la segunda más grande de la antigua
federación soviética, y de su prestigiosa escuela de artes egresaron Tchaikovski,
Prokófiev, Shostakóvich y Balanchine. Hoy día se mantiene como importante productora de talentos mundiales.
En esas elegantes salas, vigilada por venerados maestros, la
joven yucateca desarrolló sus cualidades musicales, los cuales descubrió desde
los nueve años de edad, cuando empezó a tomar clases de canto en Mérida.
El inicio de su aventura.
Arlette llegó a territorio ruso por consejo de la soprano
venezolana María Eugenia Guerrero Rada, su profesora en el Centro de Música “José Jacinto
Cuevas”, colegio donde formó parte del
Taller de Ópera de Yucatán. Sus primeros conocimientos del idioma ruso los recibió de Nadezda Goluveba,
violonchelista de la Orquesta Sinfónica de Yucatán.
Con esta preparación y su experiencia en distintas
presentaciones, entre ellas las óperas
“Madama Butterfly” y “La Traviatta”
montadas en Mérida, la joven superó, para ser aceptada en San
Petersburgo, el escrutinio de la mezzosoprano Irina Bogacheva, decana de canto
del conservatorio y una de las grandes artistas de la desintegrada unión
soviética.
Desde entonces esa
voz yucateca ha sido escuchada en la Sala Glasunov, el Museo Roerich, el consulado de Bélgica y
otros recintos más de esa zona de Asia. En 2014
la soprano yucateca ganó el Concurso Internacional de romanzas Sviridov
y Gavrilin, su intervención fue calificada como la mejor interpretación de una
obra de Gavrilin.
Este jueves 17 a las 8 de
la noche la población yucateca podrá escucharla en un concierto que ella
ofrecerá en acompañada por la pianista española Paula García, quien también está
estudiando en Rusia. Ese espectáculo se denomina “Armonía rusa en el
Mayab”, bautizado así por la amistad entre las dos jóvenes.
Ese concierto se repetirá los días 19 y 21 de este mes, los
boletos cuestan $50 y $25.
El programa de ese espectáculo se compone de obras de
Rachmaninov, compositor preferido de Arlette y con el que se identifica por la
pasión de sus romanzas. También ofrecerá canciones mexicanas y piezas de la
trova tradicional de Yucatán.
En esas presentaciones que hará la joven soprano, ya
titulada en la Licenciatura de Cantante
Solista, podrá apreciarse el resultado de esa aventura de lanzarse seis años a
una tierra lejana para conseguir un sueño. (Mérida Cultura).
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