sábado, 21 de marzo de 2015

Así se toca la guitarra






Dos profesores de este instrumento suben al escenario y muestran sus capacidades en el aula.

 

En el mundo de la docencia son comunes los profesores teóricos cuya “erudición” sólo está en las aulas, frente a estudiantes incapaces de evaluar los conocimientos que realmente poseen. En la práctica esos maestros decepcionan.

Debido a lo anterior nos resultó grato asistir hace unos días a un concierto de dos educadores del Centro Estatal de Bellas Artes, los maestros Moisés Canto y Sonny Calderón Soto, quienes se presentaron en el Gran Museo del Mundo Maya.

Nos parece que actuar en público debería ser obligatorio para los profesores de música. Ellos deben exponerse a esa forma de evaluación de sus talentos y con ello mostrar también que se mantienen actualizados, estudiando siempre para ser buenos guías de sus alumnos y ganarse la admiración de estos.

A esa presentación, denominada “Seis siglos de música en doce cuerdas”, asistieron estudiantes del plantel citado. Estos pudieron observar en los hechos cómo se aplica en la práctica los conocimientos que los dos mentores les transmiten en el salón de clase.

Los que alguna  vez intentamos la ejecución de la guitarra clásica sabemos la dificultad, por ejemplo, de dominar la técnica de la mano derecha, en la cual recae en gran parte la sensibilidad que se desea transmitir en la ejecución. Los pasajes pueden alcanzar la dulzura, majestuosidad o cualquier otro carácter  cuando ya se dominan y ejecutan bien los movimientos de la diestra.

Y qué decir de la mano izquierda, responsable de la velocidad armoniosa, el sonido claro y puro y otras obligaciones que recaen en ella. El vibrato no suena igual si se mueve toda la mano o sólo la muñeca.

A esos y otros aspectos relacionados con la habilidad, capacidad y experiencia estuvo atento parte del público.

Pero una buena técnica sin emotividad puede ser aburrida. Nos dio la impresión de que por momentos los dos profesores estuvieron más preocupados en la ejecución precisa que en la transmisión de sentimientos.
Nos parecieron un poco rígidos, muy académicos, quizá demasiado concentrados en no quedar mal.
 
Pero esta apreciación nuestra podría estar equivocada, quizá nos dejamos confundir por el estilo interpretativo de los maestros Canto y Calderón. Por momentos cerramos los ojos durante ese concierto para no dejarnos influir por las imágenes y así valorar mejor el sonido. El resultado fue muy placentero.

Entre las piezas que los dos catedráticos eligieron para esa presentación estuvieron una milonga de Jorge Cardoso, el prolífico artista hispanoamericano autor de unas 400 obras para guitarra, varias de ellas muy tocadas en conciertos, lo cual expone a todos los ejecutantes a esas comparaciones que pueden resultar injustas.

Otra más fue una obra en dos movimientos del español Fernando Sor, compositor a quien alguien calificó como el “Beethoven de la guitarra”.
Hubo también una pieza del italiano Mauro Giuliani, y otro autor más del barroco alemán cuyo nombre no entendimos bien durante la presentación.  Lo que sí escuchamos que la obra original es un dueto de laudes transcrita a guitarras, lo cual obliga a desafinar dos cuerdas y usar el capodastro para acercarse al sonido de ese antiguo instrumento de cuerdas.

La presentación de los dos profesores del CEBA fue grata. Deseamos que pronto haya nueva oportunidad para escucharlos en dueto. (Mérida Cultura).