Cinco coreógrafos, un sólo escenario.
Lucido espectáculo de danza.
Don Raúl Castillo Alfaro y los 29 bailarines a los que
dirige en el Ballet Folklórico de Yucatán pueden sentirse satisfechos por el
espectáculo de danzas autóctonas que presentaron este jueves por la noche en el
teatro José Peón Contreras y que parte del público premió aplaudiendo de pie
ese trabajo.
El director de ese grupo profesional tuvo el tino de
asegurarse el éxito en esa función dejando en manos de coreógrafos invitados
parte del montaje de los 16 números y declamaciones que integraron el programa de esa velada. En
esa amistosa competencia se pudo apreciar la pericia de estos en estructurar
cada pieza y mover a los danzantes en atractivas composiciones.
En esa habilidad
para enlazar movimientos generando estructuras encadenas a la música, los
coreógrafos se dieron la libertad de cambiar moldes y al mismo tiempo fusionar
elementos aparentemente disímbolos pero que finalmente formaron un todo
atractivo y armonioso, similar al colorido de los trajes regionales que se
movieron llenando el escenario de una festiva luminosidad.
Para esta ocasión el ballet, que lleva el nombre de Alfredo
Cortés Aguilar, eligió para exhibirse
estampas de Yucatán (cuatro bailables), Campeche (tres), Tabasco
(cinco), Chiapas (cuatro) y Guerrero (uno), en ese orden.
Todos los números son
ampliamente dominados por los integrantes de ese experimentado conjunto
dancístico, de modo que el reto para sus integrantes no estuvo ahí sino en cumplir
las composiciones escénicas elaboradas por cada
coreógrafo.
En el caso de los bailes autóctonos yucatecos se utilizaron coreografías diseñadas por el fallecido maestro Cortés Aguilar, lo que permitió al público recordar la habilidad de este en ese oficio.
Usando de base una
misma pieza los danzantes aplicaron pasos y movimientos que generalmente vemos
acompañados de otros ritmos. Ejemplo de esto es El Torito, un número musical
que no se tocó y sin embargo se ejecutaron las figuras para típicas de ese
cuadro para representar el duelo entre torero y enemigo.
Los cuadros de Campeche quedaron en manos del coreógrafo
Isaac Villegas, quien ofreció el danzonete La Kananga, las surtes María del
Carmen y un popurrí de la fiesta del palmar: La campechanita, El pichito
amoroso, Aires regionales, La guaranducha y Vámonos a Campeche.
Los zapateos en el edén tabasqueño los dirigió Enrique
Heredia. El sonido de la marimba y los tamborileros avisaron al público que
seguía el turno a los números de esa zona donde hay más agua que tierra.
El
programa de mano explica que los cinco bailes presentados tienen su origen en
las seguidillas andaluzas, de donde derivó el fandango y que en Tabasco es
llamado fandanguillo y dio origen a la variedad de zapateos en esas danzas. En
esta estampa se interpretaron Blancas mariposas, El marañón, Flor de maíz, El
caballito y El tigre.
La responsabilidad de mostrar al Chiapas mestizo fue
asignada al maestro Héctor Alias, quien eligió una declamación (“Yo soy de
Chiapas”) y tres bailes para cumplir con creces la encomienda.
La religión, el tradicionalismo, el dolor y
la alegría del pueblo que creció bañado por el Usumacinta, el Grijalva y el
Suchiate fueron expuestos en dos danzas: El llorón y Ecos del Grijalva, y
además con un conjunto de cinco sones: Rascapetate, El bolonchón, El gallito,
La tonalteca, Los parachicos y Las chiapanecas.
El maestro Wilfrido Pool, coreógrafo a cargo de la tierra
caliente de Guerrero, consideró que bastó una danza para exponer el folklor de
esa tierra cuyo pueblo pasa desgracias en estos días. Eligió la jocosa danza de
La tortolita.
Varias intervenciones del Coro de Cámara de Yucatán, que
dirige Jonathan Rentería, permitió a los bailarines tener tiempo para cambiar
de vestuario y regresar a escena.
Integran el grupo femenino de ese cuerpo de baile Lourdes
Braga, Zazil Pech, Luz Gómez, Erika Pasos, Genny May, Martha Franco, Sol Tzuc,
Flora Febles, Liliana Martínez, Perla Dorta, Astrid Tzuc, Paula Aguilar, Nelsy
Kú, Sayil Torres, Clara Carballo y Daniela Jacobo.
En el conjunto de varones están Joaquín Guzmán, Eduardo
Vera, Roberto Canul, Wilfrido Pool, Martín Martínez, Emilio Vázquez, Manuel
Farfán, David Valle, Luis Burgos, William Pech, Luis González, Juan Moreno y
Juan Polanco.
La idea original y la dirección artística del espectáculo estuvo a cargo de Raúl Castillo Alfaro. El diseño de la iluminación estuvo en manos de la maestra Graciella Torres.