viernes, 20 de febrero de 2015

El embrujo de un estilo



 

 

Un frenesí musical en otro gustado concierto de Voces sin Fronteras.  


Entusiasmo, hermosas canciones, ritmos pegajosos, un conductor de lujo y un público dispuesto a pasarla bien caracterizaron al concierto que ayer jueves por la noche presentó el coro Voces sin Fronteras que dirige Carlos Tello.
 
Carlos Tello dirigiendo
Ese espectáculo, realizado en el Centro Cultural Olimpo, atrajo desde temprano a un sector de los muchos seguidores que tiene ese grupo musical, los cuales formaron larga fila desde una hora antes de la actuación y llenaron todos los asientos del auditorio.
Eso fue como una alegre reunión de amigos venidos de distintos puntos de la ciudad y dispuestos a disfrutar del singular, animoso estilo de Carlos Tello y los 17 cantantes (nueve mujeres y ocho varones) a los que dirigió esta vez.

Para muchos de los presentes el frío de esa noche resultó agradable para salir. Dentro del recinto el ambiente se calentó con las cuatro fases del concierto que hicieron subir el termómetro hasta llevarlo a la ebullición. Los ritmos finales parecieron un conjuro, un vudú musical que se apoderó del público y lo hizo seguir con palmadas las melodías, mover los brazos y, en algunos casos, salir disparado de sus asientos y  ponerse a bailar.

Otro aspecto del concierto
Esa presentación se denominó “México y su música de los años 60”, estuvo dirigido al público que sigue al coro Voces sin Fronteras, esa gente de la segunda y tercera edad que derrumba el mito de que la juventud es la mejor etapa de la vida. La exaltación vista esa noche es el acta notarial que da fe de ello.

La convivencia musical tuvo como anfitrión al Mario Chacón Medina, locutor, enciclopedista musical y gurú de los madrugadores que desde hace años son convocados por el programa radial “Copetes y ballerinas”. Con sus astronómicos conocimientos y envidiable memoria, Mario Chacón presentó las canciones de las cuatro etapas del concierto. 
Mario Chacón

La primera fase estuvo dirigida a la música que interpretó el trío Los Panchos, aquella que era reconocible por el requinto del “Güero Gil” y los románticos boleros que eran su especialidad, entre ellos “Sin ti”, una de las piezas que sirvieron de aperitivo para abrir el espectáculo.

La segunda fase tuvo un repertorio con aquellas piezas bailables que interpretaban La Sonora Santanera y otras grandes orquestas especializadas en danzón, mambo, rumba y chachachá. Una de estas melodías tiene la jocosa e inolvidable letra del “policía mudo que a la cárcel se llevó a dos jóvenes inquietos que en el parque se encontró”.

Naomi y Fabiola
En esa sección del concierto se incorporaron las bailarinas cubanas Naomi y Fabiola que no sólo terminaron de quitar el frío a los varones del público sino que los puso a sudar. 

Estas danzantes aparecieron de nuevo en la tercera sección que abrió la cantante Chelo Medina con la canción romántica “A dónde va nuestro amor”, que popularizó en una telenovela la cantante Angélica María, y continuó con la alegre y muy recordada “Corazón de acero” que interpretaba Sonia López “La chamaca de oro”. Ese segmento trajo también las canciones de doble sentido que identificaban a Mike Laure. 

Chelo Medina
Después se retornó a las melodías románticas, con Leo Dan (Te he prometido), Los hermanos Carrión (Magia blanca) y Los ángeles negros (Murió la flor).

La función concluyó con una sección de rock and roll (Ahí viene la plaga, Bulle bulle y Tutti frutti) que nos recordaron a los Los Teen Tops, Los Rebeldes del Rock y otros ídolos más que impusieron un estilo, marcaron una época y sembraron recuerdos inolvidables.

En esa presentación Carlos Tello lució distintos atuendos que contribuyeron a marcar las etapas del espectáculo. A sus casi 50 años de vida   dedicada a la música este artista todavía baila con agilidad juvenil. Su entusiasmo y el estilo que impuso al coro Voces sin Fronteras lo convierten en un hechicero de la música, su público gustosamente sucumbe a su embrujo (Mérida Cultura).