El baile es mucho más que un exponente de tradiciones.
La
danza es parte del sinnúmero de actividades que pueden realizarse durante la
edad juvenil para llenar esa etapa de la vida con experiencias, conocimientos,
habilidades, aventuras y vivencias divertidas o emocionantes. Ellas nos alejan
del ocio y caminos inadecuados, templan el carácter, ayudan a controlar las
emociones, alivian tensiones y fomentan la convivencia y la tolerancia hacia
los demás.
En
los niños el baile aumenta la
flexibilidad y la capacidad motora, incrementa el equilibrio y la salud
cardiovascular. Participar en espectáculos dancísticos desarrolla la
confianza, superan miedos de actuar ante el público y genera una sensación
de bienestar.
Lo
anterior pudo verse en la pasada en la Muestra de Danza de Municipios 2015 que
durante tres días organizó la Sedeculta en el teatro “José Peón Contreras”, con
la participación de 15 grupos artísticos infantiles y juveniles procedentes de
Dzemul, Dzilam González, Halachó, Kanasín, Oxkutzcab, Panabá, Progreso, Sucilá,
Ticul, Tekax, Temax y Valladolid.
De
viernes a domingo esos conjuntos presentaron repertorios en esos géneros, en
todos ellos mostraron disciplina y amor al baile.
Grupos con trayectoria.
Nos
tocó asistir a la jornada de clausura, en la cual se presentaron grupos de
Tekax, Valladolid, Panabá, Sucilá, Tekax, Kanasín y Progreso. Estos dos últimos
se enfocaron a espectáculos contemporánea.
El
grupo tekaxeño es infantil y lleva por nombre San Dieguito de Alcalá. Se ha
presentado en la ciudad de México y en Hidalgo, es dirigido por el profesor
César Mejía. En su actuación del domingo pasado generaron muchas palmas con sus
cuadros de jaranas yucatecas.
Los
vallisoletanos hicieron lo propio don danza aztecas. Impresionaron con su
maquillaje y vestuario de grandes y vistosos penachos. Estuvieron acompañados
con sonidos de tambores, tunkules y flautas tocados por ellos mismos. Se
informó que ese agrupamiento es dirigido por Enrique Mena Suárez, quien además
participó en ese espectáculo –lució un penacho de un metro de alto- danzando y
tocando instrumentos musicales.
Instalaciones en malas condiciones.
Esos trabajos incompletos en el inmueble no sólo afectan la imagen de ese recinto,
que es el mayor de su género en el estado, sino que también dificultan el
trabajo de los artistas en el escenario, pues todavía no se concluye la
colocación del nuevo piso de madera de este.
Las
tablas cubren la mayor parte de la escena, pero todavía no abarcan al
proscenio. Esto obliga a los ejecutantes que se mueven en todo el espacio a
estar atentos para no tropezar con el desnivel de piso creado por esa
circunstancia.
No queremos ser mal pensados, pero
nos preguntamos si en esta obra no hubo una “danza de los millones”. (Mérida Cultura)