Joaquín Melo e Irina Decheva se presentaron juntos con un programa de Bach.
El potencial expresivo de la flauta
transversa acompañada de piano quedó manifiesto en el emotivo recital “Bach a
la vista”, en el que las interpretaciones de Joaquín Melo e Irina Decheva
llevaron al público a través de la música del siglo XIX y XX escrita para esos
dos instrumentos, informó la Secretaría de la Cultura y las Artes.
Esa actuación del flautista principal de la
Orquesta Sinfónica de Yucatán (OSY) y la ejecutante oriunda de Bulgaria se
realizó el jueves pasado por la noche en el Gran Museo del Mundo Mayas.
En un boletín de la dependencia mencionada se
indica que el programa de esa noche se dividió en dos segmentos, fue un
recorrido por variadas piezas que dieron cuenta de la amplia gama de matices
que pueden recrearse con tan solo dos instrumentos.

-Nacido en Bogotá, Colombia, el intérprete ha
tenido intervenciones internacionales en países como Alemania, Austria,
Hungría, Japón y Perú, y desde hace más de una década radica en Yucatán –se
agrega-. Por su parte, la pianista procede de Bulgaria y también radica en esta
entidad federativa, es fundadora del Concurso Nacional e Internacional de Piano
“José Jacinto Cuevas”.

-Para concluir la primera parte de la
función, dieron paso a una creación de principios de siglo XX basada en el
folclor argentino, particularmente en el ritmo del chanamé; así, el virtuosismo
de ambos músicos invitó a volar la imaginación con una melodía suave, de
contrapuntos muy finos, que finalmente desembocó en un alegre responsorio.
-Ante cerca de 300 personas, la segunda mitad
del recital prosiguió con una suite de cuatro movimientos, en la que el
ambiente del romanticismo decimonónico adquirió inusitada actualidad, con
marcado acento en los silencios y poderosos arranques del piano.

-El momento culminante de la noche llegó con
la “Fantasía pastoral húngara”, partitura en la que la armonía dejó en claro
que el arte se expresa más allá de las palabras. Con evocaciones de canciones
gitanas y ritmos propios de la Europa oriental, los asistentes fueron llevados
por paisajes sonoros de innegable belleza, lo que al final hizo entregarles
prolongada ovación a los intérpretes. (Mérida Cultura)
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